sábado, 24 de octubre de 2009

Machu Picchu - Ciudad Sagrada de los Incas

Luego de pasar la noche en Aguas Calientes comienza la caminata hacia la Ciudad Perdida de los Incas. A la 5 a.m. comienza la ascensión, muchos peldaños y el amanecer son nuestros compañeros.





Una vez llegas a la puerta te encuentras con varios grupos que esperan ansiosos la apertura hacia la gran ciudadela.








La cola se extiende y crece a medida que pasan los minutos, pronto habrá que huir por el lugar hacia donde menos recorran los turistas. En la entrada te anotas para los dos grupos que suben hacia el Huayna Picchu, la montaña que se eleva justo en el Macchu, y donde se encuentra otro grupo de ruinas y un templo. Nosotros nos anotamos para el primer grupo en subir, a las 7 a.m., el segundo sería a las 10 a.m.







Por fin entramos y huimos de la gran conglomeración turística que toma el camino de arriba de la ciudad.


Al fondo se observa el Huayna Picchu, lugar que sería nuestro primer destino en la ciudad.


Comienzan a aparecer las monumentales ruinas y entre estrechos caminos de piedra la ciudad se descubre ante nuestros ojos.

























La roca sagrada se encuentra frente al comienzo del camino hacia las ruinas al tope de la montana, Huayna Picchu.














Una vez arriba aguardamos por la mágica ciudad que se oculta bajos las nubes.







Una vez despejado el camino comienza el festín visual.









Desde arriba se reflexiona sobre los tiempos en los que esta ciudad estuvo viva y latieron los corazones de un pueblo dominante en su interior.










Desde Wayna Picchu - Machu Picchu al Fondo.




Se pueden observar algunos turistas que suben por la montaña para poder apreciar el espectáculo, alguna vez esos pasos fueron dados por el Inca y no por el intruso curioso.




Bajando encontramos el Templo de La Luna:













































Una vez abajo en la ciudad sagrada, comenzamos a recorrer todos sus rincones sin perder detalles en la compleja arquitectura y distribución de la misma. Los templos y recintos se alzan de manera organizada en la ciudad, manteniendo un orden desde la entrada o puesto del Vigía hasta la salida hacia Wayna Picchu, grandes muros de piedra, un maravilloso acueducto y muchas terrazas caracterizan la morfología de este complejo arquitectónico, y más allá de esto, la energía que rodea el lugar te permite cerrar los ojos y sentir los pasos de aquellos que habitaron alguna vez en este suelo sagrado.


































Uno que no es intruso en el lugar se asoma para ver el camino.

































Las Llamas:
Pueden parecer simples animales, pero tienen una historia muy interesante que contar, han sido parte del lugar y de la cultura local desde tiempos remotos y fueron testigos de la aparición y desaparición del imperio. Además sus peculiares rostros son más expresivos que cualquier otro cuadrúpedo.





















Quién dijo que las llamas no sonríen?






















































































En la original entrada a la ciudad.


















































Llego el momento de despedirnos de la ciudad y continuamos nuestro camino hacia abajo.



Una vez más las vías del tren fueron nuestra guía para volver a Cuzco.




















Las caras de los tres viajeros satisfechos luego de conocer tan especial lugar.

Teresa, nuestra fiel compañera durante toda la ruta del tren. Tuvimos que despedirnos tristemente en la hidroeléctrica al tomar el colectivo de vuelta.


1 comentario:

  1. increíble haber descubierto el Huayna picchu!!!graciaspor ese dato

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